«En los cambios y reformas, que lleva adelante el Santo Padre, se prepara un documento sobre el rol y las funciones de ‘Liderazgo’ que tendrán las mujeres dentro de la Iglesia Católica».
El Dicasterio de la Doctrina de la Fe (a cargo del argentino, «Tucho» Fernández), como su contribución al gran proceso de reforma de la Iglesia del papa Francisco, dijo el Vaticano el martes. El proceso entrará en su segunda fase principal con una reunión de obispos en octubre, conocido como «la Iglesia Sinodal» (otro verso), preparará un documento sobre las mujeres en puestos de liderazgo en la iglesia católica, en una nueva iniciativa para responder a las demandas de larga data de las mujeres para tener mayor voz en la vida de eclesiástica (pero que, en realidad, viene a consonancia de la gran falta de vocaciones por la que transita la Iglesia; es solo un parche, para cuestiones de fondo que no terminan de resolverse).
Las mujeres católicas realizan la mayor parte del trabajo de la Iglesia en escuelas y hospitales, y suelen tomar la iniciativa en la transmisión de la fe a las generaciones futuras. Pero llevan mucho tiempo «quejándose de su estatus de segunda clase», en una institución que reserva el sacerdocio a los hombres; sin entender (estas mujeres) que el Orden Sacerdotal, no es una cuestión de género, sino una cuestión rol y función, instituido por el mismo Jesucristo en la Última Cena.
El pp Francisco, ha reafirmado la imposibilidad (por decirlo de algún modo) de que las mujeres hagan trabajo sacerdotal, pero ha nombrado a varias para puestos de alto rango en el Vaticano, y ha fomentado el debate sobre «otras formas de hacer oír su voz». Esto ha incluido el proceso sinodal, donde las mujeres han tenido derecho a votar sobre propuestas específicas, un derecho que antes sólo se concedía a los hombres.
Además, durante sus 11 años de pontificado, el pp Francisco ha respondido a las demandas de puestos ministeriales para mujeres nombrando dos comisiones para estudiar si ellas pueden ser ordenadas diáconos (nota: en al arquidiócesis de Tucumán, la «Escuela para el Diaconado Permanente, está clausurada desde hace años; luego se quejan por la falta de vocaciones, en fin, la hipocresía). Los diáconos son ministros ordenados, pero no son sacerdotes, aunque pueden realizar muchas de las funciones que los sacerdotes: encabezar bodas, bautizos y funerales, y predicar, pero con la diferencia fundamental de que, el diácono no puede absolver pecados (Sacramento de la Reconciliación), ni tampoco puede realizar la transustanciación (es decir, convertir el pan y el vino, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo).
Habrá que esperar, en concreto, que dice el documento preparado por «Tucho», y rubricado por el pp Francisco; hasta el momento hay mucho hermetismo, a sabiendas de que, el brazo de hierro de la Iglesia, sigue siendo muy pesado, por ello, la diócesis de Tucumán no volverá a tener Diáconos permanentes, y tampoco habrá apertura mundial, en reformas de fondo (como el celibato optativo, que si poseen las Iglesias Católicas Ortodoxas), o cuestiones de manejo del Banco Ambrosiano y otras empresas vaticanas.
Fuente: The Independent en Español y Redacción lasemana.news
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