«A contramano de la vida, Jaldo decidió lo peor, para celebrar esta fecha.»
Es notable, lo mimetizado y camaleónico, que resultó ser el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo (de profesión Contador Público, quizás eso lo lleva a acomodarse, según crea que sus intereses le convienen). Ayer, se besaba con Juan Manzur, antes de ayer, juraba (en la Cámara Baja de la Nación), por el mejor gobernador que tuvo la provincia de Tucumán: José Jorge Alperovich. Hoy, es más «mileisista», que Javier Milei.

Lo cierto es que, a Jaldo no le interesa quedar bien con nadie. Solo quiere cumplir, sus propios «sueños» de changuito del interior tucumano, llenarse los bolsillos (a como de lugar), y ver si puede acceder otros cuatro años como gobernador de una provincia que atrasa, gracias a «ellos», cada día más.
El claro ejemplo de hoy, 27 de junio de 2024, en el «Día del Empleado Estatal», decidió (como corresponde), dar asueto al personal de la administración pública, incluido el Personal Auxiliar de la escuelas provinciales. Mañana, cuando regresen a sus labores los Auxiliares (ex Conserjes), a sus escuelas, encontrarán montañas de basuras, baños inaccesibles (que de por sí ya se encuentran colapsados en el 98% de los establecimientos educativos), patios y galerías inmundas, aulas mal limpiadas, etc. La pregunta que cabe es: ¿Para qué les otorga el día de descanso (celebración), si al día siguiente tendrán que trabajar el triple? Solamente, en la cabeza de un inoperante, y codicioso señor, como el gobernador Jaldo, cierra esa ecuación.

Lo cierto es que, los docentes provinciales, hoy (ya entre tantas labores y roles que no les corresponde cumplir), tuvieron que controlar el uso correcto de los baños (hasta que colapsaron), recoger basura, limpiar las aulas (lo mejor posible y sin los elementos necesarios; aclaramos que esa no es su función), apilar bolsas de basuras y residuos, mantener (dentro de sus posibilidades) la higiene del establecimiento. ¡Es demasiado!
Jaldo, se olvidó cuando masticaba tierra y arenilla en las calles y los montes de Trancas. Vivir frente a la «Plaza Urquiza» (la zona inmobiliaria más cara de la capital provincial), ya lo está haciendo salirse de la realidad. Medidas como estas, que son apañadas por los gremios docentes (que tampoco les interesa el afiliado, y muchos menos los niños -principales víctimas de todo este destrato-), hacen que se conjuguen una mezcla perfecta para que San Miguel de Tucumán continúe en plena epidemia de bronquitis, gripe (de todos los tipos), y enfermedades respiratorias.
El desatino, la falta de criterio, la cantidad por sobre la calidad, la demagogia, la mentira y la corrupción, siguen siendo moneda corriente en la provincia de Tucumán.
Fuente: Redacción lasemana.news
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