Una tarde cualquiera, en una esquina porteña (que no viene al caso), un joven se encuentra al «Maestro Jorge Luis», al verlo dudar, le pregunta cordialmente:
-¿Le ayudo a cruzar?
– Sí, por favor.
– Usted es Borges, ¿no?
– Sí, ¡momentáneamente!
– ¿Sabe? Yo soy «Peronista».
– ¡No se preocupe, como puede apreciar, supongo, yo también soy ciego!
– Tranquilo, «Maestro», no pensaba dejarlo en el medio de la calle. Además, muchos peronistas, como yo, adoran su escritura.
– ¿En serio?
– Usted escondió sus dos primeros libros de poemas que exaltaban el nacionalismo («Fervor de Buenos Aires», y «Cuaderno San Martín»), a pedido de Victoria Ocampo y los demás «gorilas» del grupo «Los Poetas de Florida».
– ¿Cómo lo supo?
– Porque, como usted dijo: «no soy ni bueno ni malo, soy incorregible», como todos los peronistas. Y me gusta la Historia completa. No sólo «la de Mitre».
– ¿Como a Marechal?
– Más o menos.
– Era bueno Marechal. ¡Se lo dije!
– Lo sé, «Maestro». Usted no es tonto. Por eso me gusta.
– ¿De veras?
– ¡Claro que sí!
(…)
– Llegamos, Borges. ¿Puede seguir solo?
– Claro. ¡Siempre estoy solo, incluso cuando estoy feliz!
– ¡Hágase peronista, entonces! ¡Es feo ser feliz en soledad! Me lo dijo Leonardo Favio. ¿Lo conoce?
(…)
Nunca sabremos, si está anecdota es cierta, o pertenece a los mitos urbanos de la bella Buenos Aires, pero algo queda… ¡Un diálogo para el recuerdo y para pensar! Pensar que tuvimos grandes literatos (entre «Los Poetas de Florida» y «Los Poetas de Boedo»; que tuvimos un Movimiento Nacional, que propulsaba el nacionalismo argentino, por los intereses foráneos; que la Argentina, no se terminaba en la «Gral. Paz»; que teníamos cultura, saber, ciencia, tecnología… Que éramos una sola Patria… Quizás, «otro mito urbano).
Fuente: Daniel «Lito» Villalba y Redacción lasemana.news
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