Rucci se encontraba con Muhammad Alí.
Hay personas, personajes, que no necesitan más presentación con el «escudo» que significa su nombre, también cuando es compuesto, y eso lo universaliza en el colectivo social, y universal, de todos los que lo conocemos, por ejemplo: Gardel, Borges, Yrigoyen, Perón, Monzón, Fangio, Maradona, Botero, Favaloro… Y, sabemos de quiénes estamos hablando sin más preámbulos.
En la historia política contemporánea argentina, Rucci (de quién hoy, se cumple un nuevo aniversario de su asesinato -fallecimiento-), es uno de ellos, y el mejor recuerdo que podemos tener de este dirigente sindical, popular y comprometido hasta la muerte con la doctrina de su partido, es esta que les regalamos y que, muchos se olvidaron, o no la conocen, pero los que peinamos canas, y tenemos memoria, podemos compartirla con ustedes, queridos lectores.

Allá, por 1971, Muhammad Alí, vino a nuestro país, y Rucci lo llevó a comer un asadito con los trabajadores, en el piso de una fábrica en Lanús, provincia de Buenos Aires. Más argentino que eso no había, ni lo hay.
Entonces iban Rucci y Alí, en el auto rumbo a Lanús. Alí miraba por la ventanilla, confundido:
«-No entiendo, -dice Muhammad Alí-. ¡No veo negros! ¿Dónde están los negros?».
A lo que Rucci le responde:
«-Esa contradicción racial no la tenemos, Alí. ¡Nosotros somos los negros!».
Editorial lasemana.news
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